Los seres humanos a veces somos caprichosos. No sabemos si queremos algo, pero queremos tenerlo igual, por las dudas. No lo queremos, mientras lo tenemos. O creemos que no lo queremos, hasta que lo tiene otro.
Ya sea el plato que pidió el compañero de cena en un restaurant y envidiamos en silencio, el chico que nos mira e ignoramos en una fiesta hasta que otra chica sí le devuelve la mirada o simplemente trátese de esa ropa que tenemos en el placard por si vuelve a la moda; hay algo que merecemos tener en cuenta... Capricho no es lo mismo que deseo.
Recuerdo a la Andie caprichosa que en una época se quejaba: "No sé si me gusta, pero... ¿Por qué no me intenta dar un beso?". Mi ego y yo tenemos una batalla hace unos años...
La cuestión con el ego, es que podemos terminar confundiendo un capricho con un deseo, caso en el cual, no sólo pierde el objeto de capricho, sino también, perdemos nosotros al habernos autoengañado.
lunes, 23 de agosto de 2010
Yo, me, mi, conmigo.
Publicado por
Andie Szwarc Amsel
en
14:53


Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
amor,
humanos,
relaciones
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
uh... salió libro de autoayuda para adolescentes escrito por andie
ResponderEliminarf
f, te ganaste ya no ser mas f en mis posteos al ser mencionado, ahora sos fede. el prox comentario asi va apellido. el proximo direccion de mail jaja!
ResponderEliminarPara mí el título era "Capricho no es lo mismo que deseo", muy buena frase, va para el facebook dentro de poco!
ResponderEliminar