miércoles, 15 de diciembre de 2010

Carta de suicidio

Jamás pense que iba a publicar una carta de suicidio en un blog. Pero ya es hora... ¿Ya es hora? Sí, de que asumas que no es un suicidio, da que te hagas cargo de que tenés mucho que ver con esto.

Antes me tildaban de feminista, indignaba a amigos (y no tanto) cuando leían mi blog. Poco a poco, las etiquetas de hombres y relaciones comienzan a verse menos relevantes, y las de aprendizaje, humanos y poesía, van aumentando de tamaño.

¿Qué es esto? Recuerdo todavía cuando este año un amigo me dijo que era como Carry Bradshaw y yo trataba de darme cuenta si convenía tomarlo como un elogio o un insulto. No más: ahora mis amigos redactores se conmueven con palabras suaves y ya no me consultan semiconocidos por Facebook sobre posibles o pasadas conquistas.

En otras palabras: mi novio me asesinó... me asesinó despiadadamente al personaje. Pero no me rindo, hay demasiadas historias interesantes para observar con el filtro del sarcasmo.

Claro que hay cosas para comentar con ironía, es obvio que hay situaciones cómicas en la rutina. Así que deberé tener paciencia y agudizar el ojo.

En último caso, siempre habrá alguna amiga que me preste una historia, o aparecerá algún recuerdo zumbándome en el oído, para que yo los recicle en forma de posteo de soltera.

Encuadre

Aprender a ignorar, es de lo más importante que uno debe hacer como ser humano. Prestar atención implica no atender a todo el entorno. Ver algo, es desenfocar lo que lo rodea.

Hay gente que es empática por naturaleza. Ser así puede resultar desgastante cuando no se viene acompañado de un filtro.

¿Fijar la mirada en un objetivo o dejarse distraer? Una atención no atenta, un estado de alerta relajado. Hay que saber decir basta. Hay que saber poner en mute al que habla por celular al lado en el colectivo, aunque esté haciéndolo en el mismo idioma que uno.

Encuadrar es recortar nuestra mirada del mundo, de una forma sana.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Silencio

El cuerpo se inmoviliza con el vacío del alma,
o se mueve con la inercia del silencio que esconde,
esconde el sentimiento acallado por los labios,
que no pronuncian las palabras,
que el corazón late acalorado.

Late, late, late:
a un ritmo doloroso y ameno.
Late, late, late:
durante el silencio absurdo de su dueño.

Late y para.
Late, sereno.

Hasta que el corazón también calle,
y en un soplo de aire,
sobreviva sólo el silencio.

Luego de tantos días de silencio, elijo retomarlo con un post en su honor, titulado como él.