martes, 28 de septiembre de 2010

¡En guardia!

Hoy llegué a la conclusión que uno sólo se enamora si quiere. Podés tener todo para sentirlo... y salir huyendo. Y eso no está mal. Aunque quizá el recuerdo de esa persona quede siempre ahí, revoloteando.

Quizá podés querer enamorarte, y que no se te dé con aquel que tenés al lado, sino con otro que está atrás o adelante.

Pero sí o sí, hay una parte que depende de nosotros.

Es un clic, un instante en el que abrimos el cerrojo y dejamos que una mirada o una palabra, tal vez solamente una sonrisa, entre a nuestra memoria. Y ya está, game over.

Bajar la guardia es un deber, para aquellos que quieran asumir el riesgo de sentir. Bajar la guardia, también no es más que es una opción, de tantas que nos ofrece la vida.

viernes, 24 de septiembre de 2010

¡Hijo de tu madre!

Recuerdo haber leído sobre asumir lo femenino, valorar nuestra sensibilidad, y todo lo que ser mujer implica. También soy consciente de haber escrito acerca de ello.

Tampoco tengo nada en contra de las publicidades de toallitas. Pero hay días en los que lo último que quiero es que me recuerden lo bello de ser mujer, simple y llanamente porque no me consuela lo suficiente.

Esos días, como hoy: soy misógina. Hoy, digamos todos: no a las mujeres ¡Óvulos artificiales y pantalones para todos!

Los hombres no se depilan, no se maquillan, no se tiñen. Dice la voz popular que no es necesario, agrega que los metrosexuales son gays encubiertos. Concluye en que mientras más viejos, más añejos y codiciados; y mientras más calvos, más experimentados y exitosos.

¿Para qué seguir peleando contra esas falacias? ¡Si no puedes contra ellos, úneteles! Vamos para adelante con el cambio de sexo.

Ningún machista que te mande a la cocina si te ve manejando, ni babosos que te griten "mamita" al esquivar con tacos los pozos de nuestras dañadas veredas urbanas.

¡Sí, mamita! Algún día voy a ser mamita ¡Como la tuya! Que no te parió para que andes baboseando como un objeto a otras como ella.

Sí, mamita voy a ser algún día, y por ello cada veintiocho tengo que bancarme un cocktail emocional y que todavía se hagan los graciosos preguntando el resto del mes si una está en "esos días".

Mamita... ¡Ay, mamita! ¡Qué bueno y que malo que vos y papá no me hicieron hombre, como ellos!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Dondequiera

¿Recordarás mi nombre si te encuentro en otra vida, en otro tiempo, en otra dimensión?

¿Verás en mis ojos mi alma y volveremos a coexistir como la otra vez?

¿O pasaré a tu lado, me mirarás, yo usaré lentes oscuros y nos perderemos para siempre?

¿Nos habremos perdido ya?

¿Cuántas veces nos habremos recordado?

¿Cuántas vidas nos habremos soltado o dejado ir?

¿Habrá sido intencional o casualidad?

¿Las casualidades existen?

Las nuestras, se llaman tener una cita.

lunes, 20 de septiembre de 2010

¡SOS! GPS para el hombre desubicado

Las mujeres de mi generación somos bastante independientes. No nos quedamos en casa si un chico no nos llama (como lo hacían quizá en las épocas de mi bisabuela), ni tenemos problemas en tomarnos un taxi o un colectivo a cualquier hora con tal de disfrutar una noche con amigas.

Eso sí, quizá por hábito o por una cuestión de seguridad, solemos avisar adónde vamos a estar y cómo nos vamos a trasladar, tal vez más seguido que los hombres. A lo sumo, siempre podemos comprar un gas pimienta o ir con un paraguas y el pelo atado (¿o era suelto según recomendaban en las cadenas de mails para evitar riesgos al caminar en la calle?). Sí, tengo amigas que lo hacen y lo recomiendan.

Pero hay algo que no vamos a ceder, no importa cuántas veces hayamos vuelto en minifalda a las 5 am en colectivo, si estamos saliendo con un chico, esperamos que sea él quien nos traiga sanas y salvas hasta la puerta de nuestra casa. Es más, parte del contrato implícito reside en que aguante a que encontremos las llaves en nuestras desordenadas carteras e ingresemos dentro del domicilio.

¿Sí? Suena contradictorio, en parte lo es. Hay algo que no entienden, por más que nosotras podamos hacer algo solas, no quiere decir que no nos guste sentirnos acompañadas o tenidas en cuenta. Y subo la apuesta aún más: si alguna vez una chica te dice que está todo bien, que ella vuelve sola, desconfiá. O tiene al marido esperándola en la puerta con tres nenes o le diste la impresión de ser un acosador freak. La próxima vez que pienses en no acompañar a una chica a su casa porque la ves muy independiente y no querés ofenderla ofreciéndole ir con ella (ya sea en auto o rollers), pensálo dos veces...

Para no pasar papelones, un tip extra: que dé el OK en acompañarla hasta la casa, no es igual a que lo haga en que entrés a la misma, A no implica B.

viernes, 17 de septiembre de 2010

km

El corazón es insaciable.
La más grande ambición,
son los abrazos sentidos.

¿Por qué tener que elegir?
¿Por qué tener que despedir?
"No es un adiós,
es un hasta luego".

La próxima vez no será igual,
ya no me creo esas mentiras.
Sólo espero que pueda seguir siendo tan hermosa,
como la última vez.


Dedicado a la gente y a las ciudades que quiero, y no están lo suficientemente cerca.

ID 2

El chamuyo virtual ya es más que una moda, está establecido como hábito cultural. Hombres y mujeres dejan poco a poco de realizar el primer contacto en antiguos rituales de apareamiento como los que se daban en boliches y se terminan de adecuar a agregar a amigos de amigos. Los más osados, agregan a gente sin nadie en común y tienen que aguantar sospechas de acosos y perversiones virtuales.

Y es que la identidad virtual de uno no se limita a googlearse y ver los resultados cada cierto período de tiempo o a no dejar que te tagueen en fotos en las cuales no saliste del todo agraciado. La imagen que transmitimos en una red social si se mantiene estática nos deja estáticos a los ojos del resto de la población webial. Si estamos todo el día presentes, twitteando o posteando sin parar, podemos resultar invasores de muros y aburridos.

Las ansias de fama no son siempre canalizables a través de una cuenta en una red social. Para dejar que me invadas el muro, mejor primero te posteo en el tuyo sugiriéndote que vayas a lo de Tinelli, luego te mando un me gusta a mi propio comentario y por último te borro. Al menos si estás en un canal, puedo apagar la tele o cambiarlo...

Digamos NO a las fotos con ex novios, NO a fotos semidesnudos, NO a perfiles de gente poco selectiva a la que "le gusta" todo en Facebook, NO a los que te invaden el muro con publicidad, NO a los que te taguean en fotos donde no estás presente, NO a unirse a grupos de odio, NO a unirse a grupos pelotudos.

Digamos SÍ a las fotos que nos representan (sea en una playa nudista o haciendo trapecio o muecas graciosas), SÍ a armar un grupo en FB de "Me gusta el ajo con azúcar" con tal de sentirse menos solos, SÍ a que la identidad de uno sea similar a como somos en la vida. Mmm, la última frase contradice la propuesta del párrafo anterior dedicado a los NO ¿Qué hacemos entonces con toda la "gente NO" que es así en el mundo real?

Supongo que al fin y al cabo, tenemos que ser conscientes de que: si alguien invade muros, invade personas; si le está dando un beso a su ex en una foto publicada, es probable que siga presente en algún lugar adentro suyo; si odia a los que comen pochoclo en el cine, quizá se pelee viendo una película en los Showcase...

Prefiero contradecirme a mi misma, cada uno puede hacer con su identidad virtual lo que le venga en gana, eso sí, siempre y cuando recuerde que así como en la calle uno puede elegir andar o no mostrándole el calzoncillo o la bombacha al vecino de enfrente, también debe hacerlo en Internet. Nuestra identidad virtual nos representa, y si saluda diciendo "Hola ¿qué tal?" o "¿Qué hace´, bolú?", depende de nosotros.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lenguaje sonoro 1

¿En lugar de sufrir por anticipado, no es mejor disfrutar con delay?

"Delay (inglés: retraso) es un efecto de sonido que consiste en la multiplicación y retraso modulado de una señal sonora. Una vez procesada la señal se mezcla con la original. El resultado es el clásico efecto de eco sonoro." (Wikipedia)

ID

Lo mágico de internet no es la inmediatez, ni la difusión mediática, ni el open source.

No lo es tampoco la idea de red, ni de conexión, ni la 2.0, ni la 3.0, ni la 4.0, ni cualquier otra versión.

No lo es la supuesta democracia, ni el ecommerce, ni las redes sociales, ni los blogs.

No lo son los monopolios de Apple, ni de Google, ni de Microsoft.

Menos aún lo son los buscadores, tampoco lo es Wikipedia.

Jamás lo será el microblogging o You Tube.

Lo mágico consiste en, nada más ni nada menos, que una persona real con muchas identidades sea considerada trastornada, con personalidad múltiple. Mientras que una que hace algo similar en su vida virtual, sea supuestamente normal, popular, innovadora, precursora.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Veo veo ¿Qué no ves?

No es algo que nos adviertan al darnos los resultados del test vocacional, ni al empezar la carrera, ni nuestros padres. Los profesores lo ocultan, pero lo sufren en secreto porque a ellos también les pasa. Nuestra familia, pese a descubrir en el día a día los riesgos de la profesión en lo que a horas de sueño respecta, no se da o no quiere darse por enterada ¿A qué me refiero? A que el mundo para alguien que ha estudiado diseño, arte o algo relacionado con la imagen, se vuelve frustrantemente asimétrico. Ir al peluquero es un suceso que genera inconformidad, comprar una prenda, mejor ni contarlo...

La mirada se agudiza y la persona se convierte en una molestia para la sociedad. Porque ver lo que otros no ven, puede estar bueno o no. Es incómodo molestar al peluquero cuando se le pide un tijeretazo más o es un peligro para la persona misma si se arriesga a pelearse uno a uno con las tijeras en el baño de su casa con tal de arreglar el corte estrenado momentos antes.

Porque ver lo que otros no ven puede implicar pedir que te cambien ese pulover tan lindo que compraste la semana pasada y que la vendedora te mire con cara de "¿De qué estás hablando Willys?".

Lo imperceptible se vuelve perceptible y no está mal, ya que sigue siendo más fácil que darse cuenta de algo que no es factible de probar con reglas y centímetros; algo no mensurable como la vanidad, la insensibilidad o la falta de atención que sufrimos a veces los seres humanos.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Play the game

Con mis amigas siempre nos reímos de lo fácil que es conseguir un chico con el cual pasar una noche. Hay pocas chicas que no tengan variadas opciones en su celular, hombres con los cuales no funcionó el vínculo como para algo más serio, pero que siempre estarían dispuestos a darse una escapadita a una salida free. Tal vez por esa simpleza con la cual se consiguen ese tipo de situaciones, es que no nos llaman demasiado la atención.

Nos cataloguen complicadas o histéricas, una situacion tan sencilla: aburre. Y no me pongo a hablar de sentimientos o de lo vacío que puede ser, aún si te gustan ese tipo de interacciones epidérmicas, los chicos de celular no generan demasiado interés.

Será por eso que los players (jugadores) o mujeriegos nos pueden llegar a intrigar tanto. Son un desafío nuevo. Vas y venís, dan vueltas, competís. Cuántas chicas se han quejado de estar a los pies de uno de estos especímenes. Pero para jugar un juego, salvo que te guste el solitario, se necesita más de un jugador.

Como nos dijo nuestro amigo yankilandés a mis amigas y a mí en una salida reciente: "If you like the game that much, then you are a player". Y para que un chico sea un player, se necesita una chica que juegue con él.

Imaginemos que finalmente una consigue que ese tipo de persona le haga caso, si es por amor al juego o al arte, el desafío dado por terminado cansa y aburre, tanto como lo hacen los chicos del celular o más. Porque cuando ya lo tenés al lado, te preguntas para qué lo quisiste en un primer momento.

El desafío más grande, al menos a mi entender, no es conquistar a alguien por una noche, sino más bien hacerlo en una relación, día a día.

jueves, 2 de septiembre de 2010

(a) medias para el invierno

Hay gente que no sabe unir el amor y la atracción. Disfrutan de un sexo desenfrenado, sin represiones o presiones. Pero a la hora de elegir a la mujer de su vida, no pueden conciliar que ella sea a la vez la compañera de cama. Hablo de ellos, porque creo que a las mujeres nos cuesta menos, aunque no en todos los casos.

Si de mi persona se trata, los hombres que más quise rara vez fueron los más seductores, atractivos o sexies que vi. Pero los quise por ese "Je ne sais quoi". Y a los más seductores, atractivos o sexies, rara vez su seducción se mantuvo a lo largo del tiempo si no había ese algo (que termina conquistando tanto como no puede hacerlo un cuerpo trabajado o un atuendo despampanante). A estos últimos, mi mirada los terminó tiñendo en seres oscuros y deformes, apagados y aburridos, trillados y volubles.

Las pocas veces que uní sentimiento y sentidos, esas sí fueron mágicas. La comida entra por los ojos, pero se saborea con todo el cuerpo, incluído el corazón.

Felicito a la gente que se empacha de dulzura, riesgo, emoción, armonía y equilibrio. A esas personas que se arriesgan a no esperar a que el otro dé el primer paso, ya sea para amar o para abandonar. A los hombres y mujeres que no siguen los mandatos sociales. Que son fáciles para sentir, y complejos para amar.

Cansarse de vivir epidérmicamente, es animarse a descubrir que lo que queda por debajo es lo que realmente nos hace estar vivos. Porque vivir adormecido, es vivir a medias. Y si de medias se trata, ya me basta con que exista el mito de las medias naranjas...

Para que sepamos: yo estoy entera y vos también. Agarremos una banana y una frutilla (o las frutas que prefiramos), hagamos un rico licuado. Que encajar perfectamente no es lo mismo que ser iguales.