martes, 28 de septiembre de 2010

¡En guardia!

Hoy llegué a la conclusión que uno sólo se enamora si quiere. Podés tener todo para sentirlo... y salir huyendo. Y eso no está mal. Aunque quizá el recuerdo de esa persona quede siempre ahí, revoloteando.

Quizá podés querer enamorarte, y que no se te dé con aquel que tenés al lado, sino con otro que está atrás o adelante.

Pero sí o sí, hay una parte que depende de nosotros.

Es un clic, un instante en el que abrimos el cerrojo y dejamos que una mirada o una palabra, tal vez solamente una sonrisa, entre a nuestra memoria. Y ya está, game over.

Bajar la guardia es un deber, para aquellos que quieran asumir el riesgo de sentir. Bajar la guardia, también no es más que es una opción, de tantas que nos ofrece la vida.

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